Este post va dedicado a Polo porque dice que -me he vuelto más quejona de lo habitual-.
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Hay un "chiste" muy tonto que me gusta mucho, donde un tipo le dice a otro - ¿y qué ganas con quejarte?- y el otro le contesta -pero si no hago para ganar algo-, (las palabras creo que son distintas y más graciosas), el caso es que dice algo muy real.
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La mayoría de las "quejas" son una simple descripción de hechos apenas con forma, que por falta de direccionamiento, no van a desembocar en nada. Quejarse, termina siendo un proceso unilateral, que no provee nada más allá de un desahogo temporal.
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La queja en forma, a manera de denuncia, se extiende tras señalar una inconformidad, el verdadero asunto, consiste en informarse, evaluar la situación, y en la medida de lo posible, proponer una solución y exponerla ante quienes estén en posición de llevarla a cabo.
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Yo me quejo de muchas cosas prácticamente a todas horas, las frases que con mayor frecuencia emanan de mi boca incluyen un "me choca", "como odio", "me revienta", y en el menor de los casos, un sonoro WTF. Aunque mayormente, mis quejas resultan ser tontos y casi sistemáticos comentarios de relleno (no porque no tenga algo inteligente que decir). Honestamente, me cuesta mucho trabajo quejarme con tal ligereza, de cosas globales, e incluso creo que sería irresponsable de mi parte entregarme a esa postura, cuando existe una preocupación de fondo.
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Un ejemplo de esto, son las quejas sobre el gobierno, no es mi intención politizar el tema ni mucho menos, pero me da mucha flojera la gente que se queja del gobierno como si fuera concurso o les pagaran por ello, -que qué cara la luz, que para qué tanto impuesto, qué todos son corruptos,- y un largo etcétera. Me resulta curioso, porque generalmente todo termina ahí, en repetir lo mismo como letanía. No estoy pretendiendo que el gobierno se lave las manos, pero vamos, por quedarnos cruzados de brazos diciendo lo que TODOS ya sabemos una y otra vez hasta el cansancio no va a pasar absolutamente nada.
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Por supuesto que tenemos derecho a quejarnos, es más, es un deber externar las inconformidades, pero hay que estar conscientes que materializar soluciones no es un acto mágico, se requiere disposición, diálogo, organización y sobre todo información. Que actuando como animales, con el instinto sobre el raciocionio (pues que creían) se rebota la misma respuesta. Pero ya, basta, no vaya a ser que me apedreen.
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El punto es, que me resulta súmamente importante, sentenciar con el mismo fervor, tanto las cosas que amo, como las que detesto, y mientras no tenga la firme y verdadera intención de desencadenar un cambio o marcar una diferencia, lo que hago, que va, eso no es quejarse.