sábado, julio 23, 2005

En memoria de un gran amigo

Fue hace tres semanas. Era viernes por la noche y estaba tan cansada que decidí no hacer planes y quedarme en casa. Sonó mi celular, al ver el número me pareció raro, porque particularmente él no acostumbraba llamarme tan tarde.

Me invitó al cine. Yo no quería salir, pero por el hecho de ser él dije que sí. Fuimos, y como de costumbre no encontramos que ver, el caso es que terminamos en medio de la nada comiendo una horrible nieve de vainilla. Hacía apenas una semana de la última vez que nos habíamos visto, no había en sí algo nuevo que contar, pero la pasamos bien.

Hablamos del resto de mis compañeros del salón, las curadas de toda la vida, sobre nuestros problemas familiares, la chica que le gustaba, incluso estuvimos planeando como podría conquistarla. Jaja, hasta estuvimos agarrando cura y comentando sobre el hecho de que siempre (hasta los maestros) nos echaban carrilla y que todo mundo decía que ibamos a acabar juntos.

Estaba muy cansada, pero aún así nos quedamos buen rato. Le comenté que iba a salirme de mi casa, primero me recomendó que no lo hiciera, porque no es bueno dejar que los problemas te obliguen a alejarte de tu familia. Después de pensarlo, cambió de opinión, y me dijo que lo hiciera, que hiciera cualquier cosa que me llevara a ser feliz, que no importaba el precio, había que luchar por ser feliz.
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Nos despedimos, y me fui a dormir, de la manera en la que lo hacía después de hablar con él, con mucha tranquilidad.
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Las cosas cambiaron hace algunas horas...
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Pese a lo terco que podía ponerse la mayoría del tiempo, siempre encontraba la manera de hacer reir y de hacer sentir mejor a las personas. Le gustaba mucho la música, siempre renegaba de su poco talento para cantar, le gustaba escribir y comúnmente hacía dibujos en los bordes de mis cuadernos o en envolturas de chicles.
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No creo que se pueda describir con palabras la gran persona que fue, y el enorme vacío que deja en quienes tuvimos la fortuna de convivir con él. Ayer Kristyan me dijo que había sido mejor que todo acabara, porque ahora ya no sufre, porque ahora es en el Cielo, el angel que siempre fue en la Tierra.
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Pese a que en estos momentos me cuesta contener las lágrimas, confío en que él estará bien y que jamás se apartará de mi corazón.
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Berny (1983-2005) & Marisol
Laboratorio de Electrónica 2003

5 comentarios:

BRENDAH dijo...

amor y paz exactamente :)

Anónimo dijo...

adios, Berny :(

Anónimo dijo...

Digamos que yo no tuve la fortuna de convivir con él nunca, escasamente creo que lo saludé una vez cuando me lo presentaron, pero entiendo el dolor por el que están pasando todos lo que los conocieron, finalmente la mayoría de quienes lo conocieron son mis amigos, y el amigo de mi amigo es mi amigo, el sufrimiento de mi amigo es el mío, sólo puedo decir que les acompaño en su dolor... en especial a ti Marisol que sé que eres una persona muy sensible...

nacho dijo...

La resignación es una nube extraña, tarda en llegar y a veces llega y pasa de largo sin llover. Recién acabo de escribir (aunque de referencia únicamente) de un amigo que murió tras una penosa enfermedad. Sé lo que se siente...
Saludos desde Beautyfulville.
humphreybloggart.blogspot.com

Mr. Sparkle dijo...

[...]

Todos creemos en esto, creo yo que siempre habrá una, de estas personas en las que tenemos una suma armonía, confianza y sobre todo paz y que se dará solamente una vez en la vida y quizá era el tiempo en que tú lo necesitabas. Buena Suerte.