Cómo

Llegas al cine. Tú no elegiste ir al cine. No estás de ánimo para ver una película. No estaba en tus planes la posibilidad de sentir.

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Apenas alcanzas a vislumbrar el título. Una vez más no elegiste la película. No obstante, esas flores azules huelen tan bien.

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El lugar no es lindo. Los cines no tienen por qué ser lindos. Pero el calor te hace sentir de nuevo en tí.

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Fijas la vista y no lo puedes creer. Los colores son perfectos. El soundtrack es perfecto. Y sin querer, empiezas a sonreir. Empiezas a sonreir y no lo puedes creer.

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Súbitamente cierras los ojos para descubrir que te has perdido parte de la trama. Se filtraron los sonidos y no logras enteder la trama.

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Te levantas. Caminas. No te atreves a voltear. Sólo te alejas. Te levantas y sabes que no entiendes nada.

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Camino a casa, mueres de la risa. Recuerdas que después de todo ya habías leído el libro.

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Malditos directores contemporáneos y sus libertades literarias.