No importa lo que digas, porque después de todo, tus palabras estarán reducidas a la nada, no habrá justificación, sólo frases lanzadas al aire con el propósito de desaprobar las mías, sin siquiera atreverte a preguntar las razones que me conducen hasta ese punto.
No tuvo por qué ser distinto en este caso, más aún, cuando no es latente en mí la necesidad de discutir, o de disculparme por no ser la persona que debiese ser, aunque nunca lo hayas pedido, aunque ésto no marcara la diferencia que me reconciliaría conmigo misma, simplemente lo haría más sencillo para tí, y tal vez, después de tantos años ya no estoy dispuesta a anteponer tu comodidad a mi felicidad.
Seré egoísta y no lo entenderás, así como tampoco me permití muchas veces entender lo que hacías, con el propósito de no descubrir que los pensamientos que se ocultaban tras las acciones, podrían hacerme más daño que el refugiarme en las austeras paredes de la ignorancia. Hay cosas que jamás aprendiste, no porque te resultara complejo, sino porque no quisiste.
Te enojarás, así como algunos lo han hecho, con el pretexto de preocuparse por mí, cuando después de todo su principal motivo es la molestia que causa mi exhaustiva tendencia de alejarme del convencionalismo social, no por el estúpido afán de hacerlo, sino porque el agua gusta y sobrevive de moverse hacia esa dirección.
No importarán las veces que después de hoy, podría intentar volver a decirlo, porque está claro que no quieres escucharlo, y no seré yo quien vuelva a repetirlo. Sea como sea, mi decisión está tomada, probablemente no sea el camino más fácil, ni siquiera el que traerá mayor retribución, pero es el primer paso para dejar de tener miedo a ser feliz.
Sorry ma'
2 comentarios:
Suerte, pues.
El último renglón le dio a este post [para mí] un "uuuhhh!!". Ojalá que te salgan bien las cosas dentro de lo que cabe.
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