Y me dijo postea algo, yo dije NO, y él dijo Tengo ganas de leer post nuevo en tu blog, pero yo no tenía algo que decir. Entonces le pedí ideas, y me envió por correo el fallido intento de un post que jamás saldría a la luz y que no obstante, podría despertar en mí un poco de esa inspiración ahora extraviada.
Mi reacción, decir no entiendo, no porque no comprendiera lo que decía el post, sino porque no encontraba por qué alguien querría postear sobre eso, qué al caso. Y no me refiero a que fuera una idea chafa (aunque él asegura que no me estaba pasando la basura que no se comió), sino que era una de esas cosas que te dejan con un y luego en la cabeza, y no tanto porque ardas en deseo de saber qué es lo que sigue, sino porque te dejó igual de perdido que cuando empezaste.
Y una vez más decidí no postear, y me fui al bote de basura a buscar los audífonos que había tirado un día anterior porque ya no servían y ocupaban espacio en vano en el escritorio, y permití que La Máquina Extraordinaria se deslizara por mi oído derecho una vez mas.
Las letras rojas volvieron a revolverme el estómago al recordarme por tercera vez esta semana, que mañana se cumplirán 24 años de la llegada de Luis a la Tierra, excepto que hace siete meses, él dejó de estar en condiciones para celebrar con nosotros, al menos en la forma en que la usualmente se harían las cosas. Y vuelvo a pensar en la historia de las luciérnagas y me acuerdo que sí lo entiendo.
Todo esto pasa mientras mi amigo y yo, descubrimos que al googletalkear es imposible expresar amor cuando no existe, y que los engaños nos tapan el filtro gramatical del cerebro. Y nos quedamos desconsolados porque trastornaron nuestro concierto con la sorpresiva desaparición de nuestro amado Forro.
Mi reacción, decir no entiendo, no porque no comprendiera lo que decía el post, sino porque no encontraba por qué alguien querría postear sobre eso, qué al caso. Y no me refiero a que fuera una idea chafa (aunque él asegura que no me estaba pasando la basura que no se comió), sino que era una de esas cosas que te dejan con un y luego en la cabeza, y no tanto porque ardas en deseo de saber qué es lo que sigue, sino porque te dejó igual de perdido que cuando empezaste.
Y una vez más decidí no postear, y me fui al bote de basura a buscar los audífonos que había tirado un día anterior porque ya no servían y ocupaban espacio en vano en el escritorio, y permití que La Máquina Extraordinaria se deslizara por mi oído derecho una vez mas.
Las letras rojas volvieron a revolverme el estómago al recordarme por tercera vez esta semana, que mañana se cumplirán 24 años de la llegada de Luis a la Tierra, excepto que hace siete meses, él dejó de estar en condiciones para celebrar con nosotros, al menos en la forma en que la usualmente se harían las cosas. Y vuelvo a pensar en la historia de las luciérnagas y me acuerdo que sí lo entiendo.
Todo esto pasa mientras mi amigo y yo, descubrimos que al googletalkear es imposible expresar amor cuando no existe, y que los engaños nos tapan el filtro gramatical del cerebro. Y nos quedamos desconsolados porque trastornaron nuestro concierto con la sorpresiva desaparición de nuestro amado Forro.
4 comentarios:
pro es que esos post sin sientido a veces lo tiene.
Son post con sentido para el que estuvo ahi, yo puedo nombrar tres personas que lo entienden perfectamente.
por el titulo, yo pense ke el post iba a decir ke la vida es mas sabrosa
a mi tambien se me olvida que entiendo la historia de las luciernagas.
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