Soy un instinto animal

Y tuve que comprar el mentado disco de Chetes por ser una pobre e indefensa víctima de la mercadotecnia. Que de cuando a acá me dejo llevar por el acoso de los medios para llevar acabo acciones zombie- consumistas, no lo sé, esto es nuevo para mí.
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Escuché el disco, aquella vez en la que nos quedamos tirados en la alfombra de mi cuarto oliendo revistas y jugando con legos, porque hacía demasiado calor para salir por un chai que no podríamos tomar porque teníamos prohibida la lactosa. Yo no había ido a trabajar porque estaba enferma. pOlo traía la camiseta roja que tanto me gusta.
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Contrario a Brendah, yo siempre fui más Jumbo que Zurdok. En aquella época, conocer a los de Zurdok no fue tan genial cómo conocer a los de Jumbo. Creo que Michelle me comentó una vez que Dania tenía la foto que nos tomamos con Chetes, pero como el comentario era parte de otro tema, olvidé en qué quedó todo ese asunto.
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En una de esas que iba caminando por el piso de ingeniería me topé con Micho. A él lo conocía porque usualmente se juntaba con Los Beverly, un grupo de cibernéticos de apariencia fashionista fresona (poco usual en los cibers), que no obstante siempre fueron buena onda conmigo.
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Micho se acercó y me comentó que Chetes tenía un nuevo grupo. Yo nunca había hablado con él sobre música ni alguna otra cosa que no fuera la escuela. Él posiblemente sabía que me gustaba Zurdok por el wallpaper que tenía en mi cuenta de usuario de la escuela (en la época en la que estaba habilitada la opción de personalizar desktop).
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Era el wallpaper más genial del mundo. Totalmente negro, excepto por un dibujo rosa del hombre sintetizador. Era de los imágenes que más llamaba la atención y nunca faltaba quien como Issac se acercara sin conocerme sólo a preguntarme de qué demonios trataba el wallpaper.
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Esa vez Micho me pasó la dirección de la página de Vaquero. También me dijo que él tenía una banda, y que quería que escuchara sus rolas. Años después mi hermana terminaría siendo la camarógrafa oficial de las tocadas de Areatour por andar con uno de sus integrantes. Ésta fue una de las bandas que tocó en la primera tocada a la que fuimos Pedro y yo cuando empezamos a salir.
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Y entonces toda la semana a dóndequiera que fuese estaba Chetes en la radio. De cuando a acá se volvió Don Popularidad, no tengo idea, el caso es que no obstante con tener que escucharlo en cada tienda en la que entraba, y en el soundtrack de esa horrible película, por todos lados posters promocionales de su disco, ah pero eso sí, seguidas de un letrero versando agotado.
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Y ayer después de haber deambulado por librerías en busca del libro que me encargó pOlo, y harta de saber de Chetes a más no poder, fui a la estantería y tomé el último ejemplar de Blanco Fácil junto a la caja. Seguido de esto, escuchar un -¿qué le pasa al mundo?, llegan las cajas de discos de Chetes y se acaban el mismo día-.

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No, yo tampoco entendí este post, pero hoy regreso a Mexicali y ya quiero verte.