Me gustan los inicios y los finales, acostumbro olvidar el centro del sandwich y quedarme con las emociones puras y explosivas que proveen los extremos. Adoro cuando la gente se enamora y va tejiendo despacito paredes húmedas, para alimentar a las luciérnagas que dan luz a sus noches y música a sus días. Me revienta la gente feliz. Por eso soy dura como caja de cartón. Por eso prefiero las historias de amor dónde hay palabras y no besos.
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