lunes, mayo 26, 2008

Adicto

Lo admito, la mayoría de la veces se me olvida el mundo. Me sumerjo un par de metros en la parte más clara, desde donde puede verse todo, pensamiento, historia, tinta y momento; me sumerjo separando espacio y tiempo.
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Olvido que lo que fuimos, es lo que tal vez hoy otros son por un ínfimo instante. Porque para mi, pareciera que lo demás ya no existe; que se extinguieron desde el niño que arrastra a su madre la noche del domingo en busca de una papelería abierta, hasta la adolescente que espera que el guapo chico malo confiese que si le ha copiado la tarea, ha sido para poder estar cerca de ella.
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Lo acepto, sé mucho menos de lo que quisiste creer sobre prácticamente cualquier cosa. Y la verdad, no podría importarme siquiera un poco (lo que sé que no sé y lo que creo saber que quisiste creer). Porque en realidad mi interés en el interés es casi tan nulo como participio que como adjetivo en ambos sentidos.
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Sí, usualmente sólo estoy yo. Sintiendo mayor respeto por animales que humanos, evitando las llamadas telefónicas y la recurrencia, viviendo mi día extemporáneamente, siendo poco indulgente con el ruidoso y el estúpido, abrazando los encuentros fortuitos, coleccionado antídotos para el enojo y fotografiando extraños.

5 comentarios:

dulce Angélica dijo...

propongo usar la palabra fortuito con cualquier otra que no sea encuentro.

Hola :)

Cool Acid dijo...

Por eso mi filosofia de la vida es un valemadrismo trascendental.

Cool Acid dijo...

como que me quisiste robar el nick, no? hahahahahaha

marisol dijo...

Dulce, lo hice completamente a propósito, qué sería de la vida sin el cliché.

meli dijo...

ahh..

estoy de acuerdo contigo..


saludos.

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