miércoles, abril 13, 2005

Desaparecer

Escribí esto el sábado de hace dos semanas, eran algo así como las tres de la madrugada, y estaba en uno de esos momentos en los que estas rodeado de cientos de personas, y sin embargo estás más aislado que nunca ...

Porque a veces ya no se quien soy. Porque no se si estoy haciendo las cosas mal de nuevo. O porque tal vez eso ya no importa. Y de ser así, tal vez sea lo mejor, lo mejor esta vez y para siempre.

Tal vez sea tiempo de recuperar la vida que se quedó olvidada, o tal vez sólo debería iniciar una nueva, sólo así, de golpe, sin siquiera pensarlo dos veces, sin esperar algo a cambio, como lo he hecho siemproe, y vaya que no ha funcionado.

Tal vez hay pensamientos e ideas que han empezado a desaparecer, a veces pienso que gran parte se ha ido, pero no me he atrevido, tal vez por miedo, a siquiera mirar las cosas que aún quedan.

Tal vez lo haga, aunque sería más sencillo desaparecer de una vez por todas, pedazo a pedazo, hasta la última gota. Las cosas buenas, ya para que, si no pueden volver, si se mejor que ya no vuelvan, si es mejor deslavar cada color hasta extinguir su esencia. Hasta conseguir que el recuerdo de su existencia se evapore, hasta que sea algo que simplemente jamás pasó. Y poder dormir...

Dejé de creer en eso a la noche siguiente, cósmicos eventos me hicieron recordarlo tres días después ... Y ahora, sigo sin saber quien soy ...

1 comentario:

Anónimo dijo...

"Quién eres?" -Preguntó la bella damicela desde el otro lado del charco-
"Pregunta equivocada" -Contestó el diminuto pero grotesco renacuajo-
"Quién deseo ser. Es lo que importa." -Agregó el renacuajo-

Cada vez que llego a pensar eso tan interesante que escribiste, intento recordar éste pedazo de cuento que me encontré en alguna ocasión navegando por los océanos de bits; porqué?, porque siempre que tenga dudas de quien soy, miraré hacia atrás, para poder ver que antes era un pequeño renacuajo que acostumbraba nadar en un charco, tal vez la metamorfosis ya hizo su trabajo y ahora soy un enorme sapo verde, que ya no nada en un charco, ahora salta y nada en los estanques; quizás después vuelva a ver a la bella damicela y me convertiré en un príncipe para dejar de nadar y saltar en charcos y estanques, para poder emprender una travesía más, que ponga a prueba mis límites y capacidades, que sirven para recordarme quien soy y quien deseo ser...