Seres Humanos

(to fear no more II)

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Palabras. Palabras que se escuchan sin ser pronunciadas, más no sin ser dichas. Los días de silencio están muertos, plagados de oraciones huecas que sin embargo encajan, que son inteligentes, que son mutuas, que son reales.

La orquesta de números escondidos tras el miedo. Esperando la oportunidad de salir para ser besados por la noche, para ser brillantes fugitivos de su propia cordura, para ser encontrados y liberarse de toda culpa, para callar, para sonreir y callar.

Los colores se refugian en la calma de las luces, que los envidian, que los cubren de calor, que los protegen de las miradas lascivas, que les permiten tocarse con las palabras, volver a tocarse con esas palabras que no fueron, ni habrán de ser pronunciadas.

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Es entonces cuando las miradas desaparecen y los secretos se vuelven etéreos, tan graciosos, poéticamente certeros, casi mundanos, inmortales, cómo las melodías que compone el caer de las monedas sobre la acera.

Seres humanos. Los números nuestra catarsis. Los colores nuestro placebo.

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Lo que escuchaba para no escuchar