Sobre Desértica 2007

Juro que jamás en la vida me sentí tan heterosexual, como cuando vi a Daniel Gutiérrez.

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No más comentarios, he dicho!

Curse, curse

Para el que no sabe o no se acuerda, mi querido blog fue en alguna época relativamente bueno; considerable número de lectores, material interesante o al menos gracioso, en el que rara vez había post malos o de relleno (al menos no concientemente).

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El caso es que cierto día que andaba de buenas, hice un post bien babas que compila una serie de frases tontas con poco sentido, mismo que tuvieron un moderado recibimiento por tres de mis entonces seguidores (a los tres los extraño, en pantalla pero más en persona).

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El punto es, que ese pedazo de basura se ha convertido en la fuente del 70% de las visitas que en el último año han hecho que el contador de este lugar gire con singular entusiasmo, lo cual es evidente siendo que:

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a) Sigo teniendo muchas visitas

b) Prácticamente nunca escribo

c) Cuando lo hago ya no es algo bueno.

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¿Qué como funciona? Muy sencillo. Si usted googlea las palabras "frases cursis", la primer liga a la que será remitido es al infame post al que me refiero, aunque tal vez, para el momento en el que usted haga esto, la primer liga que aparezca sea este post que está leyendo. Es más, tal vez es por eso que usted está aquí, porque estaba buscando "frases cursis", en cuyo caso, favor de remitirse aquí => infame post <==

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¿Qué a raíz de esto han surgido valientes sumándose a las filas de mi media decena de lectores? No lo creo. ¿Qué han aparecido algunos comentarios nuevos en el post? Es cierto. ¿Qué los he borrado? También es cierto. Porque qué es eso de ser un secunda/preparatoriano pretendiendo escribir, siendo que no acabó la primaria, o al menos se voló las clases de ortografía (sorry, inner bitch).

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Además, ¿de plano no hay nada mejor que hacer que andar por la vida buscando frases cursis? Digo, porque yo no las busqué, llegaron a mi, en forma de agenda de Rosita Fresita.

"Le compré un chocolate a Juanito, porque tenía mucha hambre"

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Número 1

Juanito me vendió un chocolate, yo tenía mucha hambre.

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Número 2

Juanito tenía mucha hambre, compré un chocolate para dárselo a Juanito.

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Número 3

Juanito tenía mucha hambre, Juanito me vendió un chocolate para comprarse algo de comer con el dinero que le di.

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Número 4

Juanito tenía mucha hambre, Juanito me vendió un chocolate, yo no tenía hambre, sólo lo compré para restregarle en la cara que yo si podía hacerlo.

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El lenguaje es suficientemente confuso. Y a tí que te gusta quitar palabras.

Oh Ray, oh Ray

Pedro y yo parecemos estar desarrollando una ligera obsesión por Jason Schwartzman. No hablaré de su corta carrera actoral, porque es más que conocida.

Pedro lo ama en I ♥ Huckabees

A Pedro se le hace tarde en las mañanas por ponerse a ver la película

Yo lo amo en Shop Girl

Mientras que yo el otro día juraba haber visto a un tipo físicamente idéntico, hasta tenía esa deliciosa manera de fijar la mirada. Sí, por alguna razón lo encuentro super guapo.

Para beneplácito de quienes lo amamos, este año lo veremos protagonizando un corto y un largo de El Maravilloso Wes Anderson, ¿existe un director más encantador?, bueno discutiremos a este genio en otra ocasión.

El punto es, que musicalmente había desaparecido del mapa desde que dejó a Phantom Planet justo después de hacer la popular canción de entrada para The OC. Hasta el año pasado que fue invitado a hacer una colaboración a la banda sonora (bastante decente) de Spiderman 3, con una canción semi a dueto con Kirsten Dunst (Nota para Kirsten: limitarse a la actuación).

Total que a final de cuentas, se animó a crear un sello discográfico (Young Baby Records), y como el tipo es la chulada, escribió e hizo la grabación completa (uy si que talentoso) de un disco bajo el nombre de Coconut Records.

El concepto suena bastante cool. El album se llama Nighttiming y prácticamente sólo se puede conseguir en línea.

Aunque no hay oficialmente un tour, de repente se apoya en Rooney (la preciosa banda de su precioso hermano, y una de mis favoritas desde antes que los firmaran) para hacer presentaciones esporádicas.

. Yo amo a estos hombres, he dicho!

Nosofobia

Desde que recuerdo, siempre fui una de esas personas a las que los gérmenes le valían cacahuate, que sin ningún reparo se atrevía a compartir desde vasos hasta paletas chupadas con quien así lo permitiera.

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¿Qué algo se caía al piso?, la más leve enjuagadita era suficiente. ¿Un cabello en la comida? Como no podía asegurar si era mío o estaba incluído en el paquete, retirarlo sin pensar mucho en ello, la más viable solución.

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No fue sino hasta hace un par de años que empecé a ponerme rara. Primero, me dio por no querer lavarme las manos en la calle. Me agarró esta maña, de estando fuera, lavármelas sólo con agua y después usar una de esas soluciones ultradesinfectantes.

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En casa, empecé a tener mi propio jabón y esponja, al que tengo estrictamente prohibido siquiera tocar por alguien que no sea yo. Con el tiempo, la restricción se ha extendido a almohadas, toallas, peines, zapatos, maquillajes y prácticamente cualquier cosa.

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La situación se ha empezado a poner crítica, al grado que me da pánico entrar a mi cuarto y darme cuenta de que alguien estuvo ahí, pisando mi alfombra, sentándose en mi cama o tocando mis almohadas.

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Entro en crisis cada que alguien estornuda o tose en el trabajo, o en cualquier lugar cerrado; hago el peor de los corajes y deliberadamente empiezo a pensar que la gente enferma debería quedarse en su casa.

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Mi novio ha tenido que soportar semanas sin la más leve aparición de contacto físico, cada que alguno de los dos presenta algún síntoma de resfriado. Ni decir lo mucho que sufro cada que alguien se siente mal y requiere de mi atención. (Hasta eso, mi miedo al contagio es en ambas direcciones, no soy tan mala leche).

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Hace un par de días, mientras aguardaba en la fila para pagar en una tienda, me puse a pensar en la infinidad de lugares y situaciones en las que nos encontramos indefensos y en total libertad de pescar cualquier cosa de un completo extraño. Y esto reduce la lista de cosas seguras a un espacio terriblemente delimitado.

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Ahora él teme que me ponga loquis como la Gwyneth, y yo también.